¿A dónde se gira cuando la decepción arremete?
Dos meses han pasado desde que inicié una relación con una chica. Las últimas 3 semanas las he pasado reflexionando sobre mi futuro. Sobre la realidad de mi destino, sobre si la quiero como pareja. La verdad, es que no. Durante los días transcurridos he andado, he vagado, he tropezado y me he dado de cabeza contra la pared. Todos estos años de soledad fueron anunciados, por no guardar distancias encontré un espacio donde vomitar sin ser cuestionado, en donde perderme sin que me vaya, en donde mi alma se relajó, mi corazón se corrompió, me aprisionaron poco a poco. Me estrujaron el cuello, me castraron, me oyeron, me disminuyeron, me destruyeron, me modelé. Sigo enojado conmigo por permitirlo, ahora puedo ver todo, ya no debo depender de nadie, no debo retroceder más. Debo seguir construyendo, aunque no lo quieran, por no romper un corazón termino enredándome y destruyéndome. Hay que tener agallas para terminar algo que nos hace infelices y comenzar lo que queremos. Sin distracciones, que el futuro se acerca y nuestros sueños desfallecen. Amar de verdad y no buscar al idólatra. Soy un egoísta y cobarde, o tal vez solo cobarde pero debo hacer lo que creo correcto y no seguir dejándome llevar por la marea. Quiero algo, pues debo cumplirlo, confiar nuevamente en mí, no retroceder, ser transparente. Todos importamos y debemos ser felices de verdad, ella merece a alguien que la ame de verdad y yo a una compañera para amarnos mutuamente, con sinceridad y sin miedos.