jueves, 19 de enero de 2017

En amor

La verdad. Siento que regreso a la adolescencia, ¿o nunca la viví? Siempre corriendo con los compañeros, viviendo experiencias mediáticas, conociéndome, aprendiendo a ser un buen amigo. Recorriendo los caminos solo, o imaginándome a alguien que me acompaña. Recorriendo la ciudad, sonriendo al mundo hasta el noqueo de la realidad, levantarme antes de terminar la cuenta, abriendo los ojos al mundo, ahora solo, sin los consejos de mis padres o amigos, únicamente me acompañarán los valores que interiorice. Trato de aprender de mis tropiezos, recorro la ciudad, huyo en la ciudad, busco encontrarme con otros sentimientos. Logro hacerlo, reinicio la marcha, tropiezo en el camino y me rompo la cabeza, no ruedo, me quedo en el suelo presenciando miradas lastimeras de corazones que crepitan al verme vacío, estancado cerca del final, sin vivir ningún inicio. Un par de años después y deteriorado por el paso del tiempo unas manos toscas me alzan de las sienes; percibo que la dueña de estas se acerca al golpe de la realidad, pero mi alma está desesperada y en un arranque de vanidad y gratitud recompongo mis piezas y continúo el juego. La realidad no se pudo evitar pero llegó en una mejor posición para ella. Intento recomponerme de verdad mientras aprendo enseñando. La realidad fue terrible, lo virtual me ahoga y se apodera de lo casero ¿quiénes me fecundaron?¿siguen allí?Uno ya no está, lo temía y la distancia comenzó a alejarnos hace 4 años, me queda quien me llevó 3/4 de año dentro suyo¿qué hago aquí? Me alejo, me alejé, pero las manos que me recogieron no me sueltan, solo acercan más mis labios a los suyos; intenta de arreglar lo que la catarsis de desengaño partió, el cuero sigue roto pero cicatriza poco a poco.

Lo que recomiendo por esto:
- Hagan lo que deban hacer, nunca frenen sus intenciones si estas son favorables.