Por: Mateo Beck
¡Libre!
Vi
a David Novoa por primera vez en un evento académico organizado por
funcionarios del gobierno;
contradictoriamente él, su discurso y su
vestuario eran antisistema, pues traía puesto como sombrero a una bacinica
amarilla, además de un chaleco morado con enormes flores bordadas en el pecho,
un pantalón negro y en la mano un enorme girasol de fantasía al que agitaba
como espada al concluir cada rima de los versos dedicados a la libertad, el amor,
la belleza y la locura. Él inició su acto con un castrense grito gallardo desde
la entrada del auditorio y se apoderó de la atención de la concurrencia. ¡Hombres!
De pronto, mientras el caminaba entre el público hacia el estrado, todos
olvidamos el por qué estábamos reunidos esa mañana, la atmósfera dejó de ser
gris, deprimente característica que
siempre rodea los encuentros académicos, para dar paso a una fiesta por la
vida. Los versos, cuentos, anécdotas, gritos, susurros, llanto y rimas del Loco
hicieron renacer el espíritu idealista con el que nacemos y que reprimimos para
seguir ¿creciendo? El loco y su locura se apoderaban de la gente, el arte
envolvió a todos, y algunos de sus viejos profesores de la universidad,
otorgándose el mérito del magnífico acto, se reprochaban jubilosamente el
haberlo incitado a seguir sus sueños “carajo ¿qué hemos creado?”.
“La
voz del loco
es
la voz
que
todos tenemos
en
el corazón”.
David Novoa
Jiménez es un poeta y activista social
liberteño nacido en Casagrande el año
1968. El Loco, como le dicen sus amigos, vive en la Campiña de Moche, lugar
donde se construyeron dos importantes templos mochicas El sol y La luna; él, que
se muestra amable desde el saludo, tiene el típico aspecto mochero, de piel
cobriza, cabello negro grueso como el alambre, la mirada profunda como águila y
el rostro rudo y tosco como un guerrero
con una cicatriz en el mentón. Su voz cambia abruptamente de acuerdo a
la situación, al conversar de su vida tiene la voz fina y tranquila como un
aguacero, cuando reclama las injusticias de la sociedad emerge una voz gruesa y
estridente como un cañonazo, y cuando reprocha la indolencia de las personas
evidencia un tono chilloso y quebradizo como un llanto de frustración. El loco,
por otra parte, exagera al máximo estas cualidades, El Loco al declamar sus
versos susurra y adormece, explota y desborda, conmueve y agita.
César
Vallejo, Martín Adán y sobre todo Eduardo Eielson son los principales
referentes de su obra y arquitectos de su personalidad artística. De este
último le cautivó su “mágico enjoyamiento verbal, poderosamente evocador de
épocas mitológicas en Reinos”. “Fue el equivalente a lo que en la infancia se
suele llamar mi amigo imaginario”. El
joven David cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo lo mencionaba,
comentaba o predicaba. Lo leía a los que se le acercaban, lo conversaba con
otros poetas hasta que una tarde le avisaron que este iba a estar en un recital
que se iba a presentar en una casona de la Plaza de Armas.
“Corrí
disfrutando la diáfana brisa que barría las calles y vi personalmente y por
primera vez al poeta en la II Bienal de Trujillo. Se había convocado a
importantes bardos del país, entre ellos, Blanca Varela, Javier Sologuren,
Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza y Abelardo Sánchez León. Me informaron de
último momento, así que llegué jadeante pero justo a tiempo para apretarme
entre los que estaban de pie. La Casona lucía repleta. Cisneros, cordial y
dicharachero, fue el maestro de ceremonias. Eielson no pronunció palabra hasta
que le tocó leer. Y leyó un solo poema largo y pausado, un Arte Poética
inacabable cuya eufonía, ritmos y significados embebieron a la hipnotizada masa
en un mar de silencio, y en medio de él –en la voz de Eielson– navegó la
Poesía. Nadie se movió, nadie respiró y al concluir, luego de una breve pausa,
estallamos en interminables aplausos.”
Debido a tal
dilección por Eielson, el poeta Luis Eduardo García, gran mentor y amigo de El
Loco, le reveló que en la Biblioteca de
la Escuela de Arte Dramático, había un ejemplar de Poesía Escrita de Eielson;
un legendario libro azul que publicó el INC. “Nunca dudé que ese libro sería
mío. Nadie amaba a Eielson tanto como yo, así que lo saqué sacrificando mi
libreta electoral y corrí como un niño por las calles del centro celebrando con
el tomo en la mano mi más reciente y preciada adquisición. Lo mandé a
encuadernar, le coloqué una pasta dura granate y lo guardé en mi escritorio”.
David recuerda con melancolía que después de algunos años tuvo que separar ese
libro del alma para entregárselo a una novia llamada Victoria que partía a
Italia. Ella en Roma, escribió una carta al poeta, contándole su historia
emergida entre sus versos, de la admiración incondicional de Novoa y hasta logró
conocerlo una tarde en una galería de arte.
El cuidador
de animales era un niño inquieto y alegre como un picaflor, su madre, Teresa
Jiménez, recuerda cuando ella junto a su
esposo y David sufrió un accidente automovilístico cuando este solo tenía cinco
años, este fue un fuerte impacto que fue duro de asimilar para un niño de esa
edad, ella cuenta también con una sonrisa en el rostro que su hijo amenazó de
muerte a los doctores que la atendían con una frase ardorosa como a las que ahora
nos tiene acostumbrados: “él les dijo: si mi mamá se muere, yo los mato”.
Doña Tesesa,
con la fiel nostalgia de alguien que
recuerda y extraña momentos que no volverán, muestra fotografías a blanco y
negro del poeta cuando era niño. Lo podemos ver diminuto, desnudo y sonriente,
cubierto con jabón dentro de una tinaja llena de agua. En otra captura lo
encontramos vestido de colegial, con un atado colgando del hombro y su tierna y
personal risita. El niño David, al igual al poeta actual, como comenta su padre
Luis Novoa, luchaba por sus ideales, contra la injusticia y era muy
emprendedor, a los cinco años se organizó con los niños de su barrio y publicó
un fanzine, además de adoptar animales abandonados en las calles. Desde
pequeño, Novoa, mostraba su fuerte sensibilidad ante la vida.
El premio
poeta joven fue un deseado concurso que los vates deseaban ganar o por lo menos
participar, la convocatoria al concurso lo hacía la revista Cuadernos Trimestrales de
Poesía, fundada por Marco Antonio Corcuera con quien David tuvo una mala
experiencia. Al celebrar diez años de actividad de la revista, los fundadores
decidieron convocar a lo que sería uno de los antecedentes de la joven poesía
peruana: el premio El Poeta Joven del Perú, la convocatoria se realizaba cada
cinco años, y entre los ganadores de este concurso tenemos a Javier Heraud y
César Calvo en 1960, Antonio Cillóniz y
José Watanabe en 1970, Jorge Eslava en 1980, Luis Eduardo García en1985, Montserrat
Álvarez y David Novoa en 1990. El Loco, al igual que muchos jóvenes
deseaba ganar el premio para ingresar al
mundo de donde pertenecían grandes poetas admirados por él. Para ello buscó a
Luis Eduardo García y se convirtió en su amigo y discípulo, con quien hasta la
actualidad comparten una pródiga amistad y muchos proyectos.
La primera
decepción que atormento y acongojó a David, fue cuando, esperando la categórica
aprobación de su mentor espiritual Jorge Chávez Peralta, le enseñó el libro que
deseaba presentar al concurso Poeta Joven. Luego de unos días de revisión,
Chávez Peralta le dijo “esto está hasta el perno, ¿estás imitando a Neruda?”,
lo cual constituía una grave ofensa para cualquier poeta joven de esa época,
porque ese autor representaba a la poesía comercial. El joven poeta, oscurecido
por este mal por ese comentario negativo fue a su casa decidido a escribir un
nuevo libro en 20 días, algo que logró por el ímpetu y fuerza del vínculo que
tenía con la poesía en esa época. El nuevo libro era un conjunto de poemas desesperados
y ansiosos debido al cambio de planes y la cercanía del concurso, a esta nueva
obra la llamó ‘el itinerario del alado
sin cielo’ y con ella ganó el concurso Poeta Joven, algo que David creyó
imposible de lograr a pesar de la enorme
expectativa que tenía sobre ese concurso.
Pero
inmediatamente ganó el premio se cuestionó “¿cómo yo gano lo que ganan estos
grandes poetas?”, es ahí cuando se derrumba el mundo ideal creado por el joven
Novoa, se da cuenta que la cotidianidad absorbía al poeta y que la vida no
cambió como él había pensado y planeado, no hubo ninguna transformación en él y
se decepcionó de la poesía, los poetas y los concursos. No se sintió a la
altura del mundo que representaba la poesía al que había ingresado. “todo era
más ordinario cuando pasé a formar parte de ellos”. Después de menos de una
semana de ganar el concurso inició su segundo libro ‘El libro de la
Incertidumbre’, con el que ganó el premio Lundero del Diario La Industria, este
es un escrito de negaciones influenciado por las lecturas al autor llamado
Jorge Chávez Peralta con su libro Las
ideas fundamentales para el tercer milenio. “El poeta joven me serviría
como carbón para iniciar ese fuego que me abrasaría y que me destruiría para
formar otro tipo de mentalidad en mí, porque lo que murió aquí fue Dios, o sea
la mirada antropocéntrica y antropomórfica de la divinidad, porque comienzas a verlo en los detalles, la distancia, lo
impersonal de Dios, lo inexorable del destino y empiezas a comprender un montón
de leyes que son Dios mismo, entonces empiezas a desligarlo de un ser, lo
empiezas a ver en las plantas, en la tierra, en las leyes, en todo lo que te
rodea y con lo que actúas de manera inconsciente e irrespetuosa, eso siempre había
sido Dios”. Luego de leer esta obra Novoa entra
en un estado hipocondríaco en él además sufrió una decepción amorosa con
una joven que no correspondía su amor, esta etapa duró muchos meses en los que
lloraba frecuentemente sin saber por qué, “tuve un desorden emocional fuerte.
Incertidumbre una especie de grito negativo, filosófico e intelectivo contra
todo lo que había estado concibiendo y que se había deshecho en mis manos, en
mi mente, en mi vida y ahora me tenía loco”.
“Si
la ignoras toda la vida
te
volverás loco
Si
la escuchas y la olvidas
te
volverás loco”.
Novoa al ver
que ganaba muchos premios pero no era conocido por sus libros comienza a
escribir ‘Execración del Dios yo’, obra influenciada por las lecturas al
español Pesoa, y creada con el fin de atacar a su egolatría formada por los
concursos ganados anteriormente y la esperanza de concebir su obra cumbre. Sin
embargo la crítica no respondió favorablemente y David se sintió muy
contrariado por este resultado, debido a que él sentía que esta puedo haber
sido su obra cumbre. Es ahí donde el poeta comienza a cuestionarse a sí mismo,
y concluye que él era una persona falsa, “alguien que hablaba de la verdad y
demás y que en el fondo lo que quería era engalanar su ego”, luego de esto
David tiene otra contrariedad amorosa y sufre por haber dañado a su pareja, a
quien consideraba como alguien puro. “Luego de esto fui a la azotea de mi casa con el libro
‘Execración del Dios yo’, lo quemé y grité al cielo ¡Mátame! ¡Mátame!
Intentando matar a mi ego“, es aquí cuando nace El Loco.
Los mejores
momentos que pasó David Novoa fueron en la Campiña de Moche, es por ello que
luego de la fuerte transformación que sufrió quiso regresar allí. Cuando llegó,
el lugar no era lo que él esperaba, ese lugar de la infancia había
desaparecido, así que decidió transformar y recuperar nuevamente el espíritu
del lugar “Dios habla directamente a través de la naturaleza”. Actualmente la
casa de David alberga a un Minizoológico Educativo con más de 100 especies de
animales salvajes maltratados, entre ellos encontramos a un cóndor cojo, un
zorro rengo, un grupo de maquisapas añorando la amazonía, tortugas de tierra y
de agua que conviven con dos caimanes negros. En otro lugar David cría dos boas
constrictoras. Además de todo ello hay loros, papagayos, roedores, un auquénido
y más. Debido a este compromiso asumido con la vida animal, David es presidente
de la Asociación Santuario, Ecología y Cultura, que tiene como objetivo crear
conciencia ambiental y de protección a las especies. Todos los días escolares y
turistas llegan a su hogar para visitar a los animales, a los que el poeta
enseña a cómo cuidar y respetara los animales. Sin embargo por el poco apoyo e
ingresos que recibe su minizoológico,
David, debe ingeniárselas y costear todos los gastos que generan los animales.
“Si
la oyes y la sigues
le
parecerás un loco a todo el mundo”.
Otro aspecto
muy importante en la obra de David Novoa es su constante trabajo por la
difusión de la cultura. Él un tanto
decepcionado, como un padre con hijos díscolos y perdidos, dice que los jóvenes
de ahora no leen y que es mejor acercarles la poesía mediante el espectáculo.
Es por ello que nació ‘La voz del loco’, que es un poemario recopilatorio de
escritos hechos al azar y a pedido que habla sobre el amor, la muerte, el dolor
y Dios. Debido a este espectáculo ha recibido fuertes críticas de muchos
representantes de la poesía local, que dicen que el desnaturaliza el arte
poético y lo convierte en insustancial payasada. Las críticas son de ambos
lados y David piensa que todos los poetas de Trujillo son “mediocres y
aburridos” Como dice Luis Eduardo García
“en dosis combinadas adecuadamente lo superficial y profundo, lo frívolo y
trascendente, lo limitado y lo vasto producen resultados aceptables; y para
reducir las altas dosis de aburrimiento en que incurren los poetas trujillanos,
David Novoa ha optado por la performance como un modo sistemático de comunicar
su poesía, estrategia que le ha dado un éxito relativo y nada desdeñable, digo
relativo porque hay gente, que piensa más bien que se trata de una “payasada”.
Es verdad que se trata de un “hecho extraliterario”, como dice Jorge Tume, pero
esa es, finalmente, la manera de comunicar de David Novoa, su modus operandi de
combinar lo frívolo y lo profundo. Y esto se respeta, aunque no estemos de
acuerdo con el bacín amarillo que se pone en la cabeza, la forma en que modula
la voz cuando recita o el humor con que cultiva su egolatría.”
“pero
solo serás
el
que sigue a la voz
de
su corazón.”
D.
Novoa
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