domingo, 2 de septiembre de 2018

DEFENSOR DE LA VIDA

Por: Mateo Beck

¡Libre!              
Vi a David Novoa por primera vez en un evento académico organizado por funcionarios del  gobierno; contradictoriamente  él, su discurso y su vestuario eran antisistema, pues traía puesto como sombrero a una bacinica amarilla, además de un chaleco morado con enormes flores bordadas en el pecho, un pantalón negro y en la mano un enorme girasol de fantasía al que agitaba como espada al concluir cada rima de los versos dedicados a la libertad, el amor, la belleza y la locura. Él inició su acto con un castrense grito gallardo desde la entrada del auditorio y se apoderó de la atención de la concurrencia. ¡Hombres! De pronto, mientras el caminaba entre el público hacia el estrado, todos olvidamos el por qué estábamos reunidos esa mañana, la atmósfera dejó de ser gris,  deprimente característica que siempre rodea los encuentros académicos, para dar paso a una fiesta por la vida. Los versos, cuentos, anécdotas, gritos, susurros, llanto y rimas del Loco hicieron renacer el espíritu idealista con el que nacemos y que reprimimos para seguir ¿creciendo? El loco y su locura se apoderaban de la gente, el arte envolvió a todos, y algunos de sus viejos profesores de la universidad, otorgándose el mérito del magnífico acto, se reprochaban jubilosamente el haberlo incitado a seguir sus sueños “carajo ¿qué hemos creado?”.

“La voz del loco
es la voz
que todos tenemos
en el corazón”.

David Novoa Jiménez es  un poeta y activista social liberteño nacido en Casagrande  el año 1968. El Loco, como le dicen sus amigos, vive en la Campiña de Moche, lugar donde se construyeron dos importantes templos mochicas El sol y La luna; él, que se muestra amable desde el saludo, tiene el típico aspecto mochero, de piel cobriza, cabello negro grueso como el alambre, la mirada profunda como águila y el rostro rudo y tosco como un guerrero  con una cicatriz en el mentón. Su voz cambia abruptamente de acuerdo a la situación, al conversar de su vida tiene la voz fina y tranquila como un aguacero, cuando reclama las injusticias de la sociedad emerge una voz gruesa y estridente como un cañonazo, y cuando reprocha la indolencia de las personas evidencia un tono chilloso y quebradizo como un llanto de frustración. El loco, por otra parte, exagera al máximo estas cualidades, El Loco al declamar sus versos susurra y adormece, explota y desborda, conmueve y  agita.
César Vallejo, Martín Adán y sobre todo Eduardo Eielson son los principales referentes de su obra y arquitectos de su personalidad artística. De este último le cautivó su “mágico enjoyamiento verbal, poderosamente evocador de épocas mitológicas en Reinos”. “Fue el equivalente a lo que en la infancia se suele llamar  mi amigo imaginario”. El joven David cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo lo mencionaba, comentaba o predicaba. Lo leía a los que se le acercaban, lo conversaba con otros poetas hasta que una tarde le avisaron que este iba a estar en un recital que se iba a presentar en una casona de la Plaza de Armas.

“Corrí disfrutando la diáfana brisa que barría las calles y vi personalmente y por primera vez al poeta en la II Bienal de Trujillo. Se había convocado a importantes bardos del país, entre ellos, Blanca Varela, Javier Sologuren, Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza y Abelardo Sánchez León. Me informaron de último momento, así que llegué jadeante pero justo a tiempo para apretarme entre los que estaban de pie. La Casona lucía repleta. Cisneros, cordial y dicharachero, fue el maestro de ceremonias. Eielson no pronunció palabra hasta que le tocó leer. Y leyó un solo poema largo y pausado, un Arte Poética inacabable cuya eufonía, ritmos y significados embebieron a la hipnotizada masa en un mar de silencio, y en medio de él –en la voz de Eielson– navegó la Poesía. Nadie se movió, nadie respiró y al concluir, luego de una breve pausa, estallamos en interminables aplausos.”

Debido a tal dilección por Eielson, el poeta Luis Eduardo García, gran mentor y amigo de El Loco,  le reveló que en la Biblioteca de la Escuela de Arte Dramático, había un ejemplar de Poesía Escrita de Eielson; un legendario libro azul que publicó el INC. “Nunca dudé que ese libro sería mío. Nadie amaba a Eielson tanto como yo, así que lo saqué sacrificando mi libreta electoral y corrí como un niño por las calles del centro celebrando con el tomo en la mano mi más reciente y preciada adquisición. Lo mandé a encuadernar, le coloqué una pasta dura granate y lo guardé en mi escritorio”. David recuerda con melancolía que después de algunos años tuvo que separar ese libro del alma para entregárselo a una novia llamada Victoria que partía a Italia. Ella en Roma, escribió una carta al poeta, contándole su historia emergida entre sus versos, de la admiración incondicional de Novoa y hasta logró conocerlo una tarde en una galería de arte.

El cuidador de animales era un niño inquieto y alegre como un picaflor, su madre, Teresa Jiménez,  recuerda cuando ella junto a su esposo y David sufrió un accidente automovilístico cuando este solo tenía cinco años, este fue un fuerte impacto que fue duro de asimilar para un niño de esa edad, ella cuenta también con una sonrisa en el rostro que su hijo amenazó de muerte a los doctores que la atendían con una frase ardorosa como a las que ahora nos tiene acostumbrados: “él les dijo: si mi mamá se muere, yo los mato”.

Doña Tesesa, con la fiel  nostalgia de alguien que recuerda y extraña momentos que no volverán, muestra fotografías a blanco y negro del poeta cuando era niño. Lo podemos ver diminuto, desnudo y sonriente, cubierto con jabón dentro de una tinaja llena de agua. En otra captura lo encontramos vestido de colegial, con un atado colgando del hombro y su tierna y personal risita. El niño David, al igual al poeta actual, como comenta su padre Luis Novoa, luchaba por sus ideales, contra la injusticia y era muy emprendedor, a los cinco años se organizó con los niños de su barrio y publicó un fanzine, además de adoptar animales abandonados en las calles. Desde pequeño, Novoa, mostraba su fuerte sensibilidad ante la vida.

El premio poeta joven fue un deseado concurso que los vates deseaban ganar o por lo menos participar, la convocatoria al concurso  lo hacía la revista Cuadernos Trimestrales de Poesía, fundada por Marco Antonio Corcuera con quien David tuvo una mala experiencia. Al celebrar diez años de actividad de la revista, los fundadores decidieron convocar a lo que sería uno de los antecedentes de la joven poesía peruana: el premio El Poeta Joven del Perú, la convocatoria se realizaba cada cinco años, y entre los ganadores de este concurso tenemos a Javier Heraud y César Calvo  en 1960, Antonio Cillóniz y José Watanabe en 1970, Jorge Eslava en 1980, Luis Eduardo García en1985, Montserrat Álvarez y David Novoa en 1990. El Loco, al igual que muchos jóvenes deseaba  ganar el premio para ingresar al mundo de donde pertenecían grandes poetas admirados por él. Para ello buscó a Luis Eduardo García y se convirtió en su amigo y discípulo, con quien hasta la actualidad comparten una pródiga amistad y muchos proyectos.

La primera decepción que atormento y acongojó a David, fue cuando, esperando la categórica aprobación de su mentor espiritual Jorge Chávez Peralta, le enseñó el libro que deseaba presentar al concurso Poeta Joven. Luego de unos días de revisión, Chávez Peralta le dijo “esto está hasta el perno, ¿estás imitando a Neruda?”, lo cual constituía una grave ofensa para cualquier poeta joven de esa época, porque ese autor representaba a la poesía comercial. El joven poeta, oscurecido por este mal por ese comentario negativo fue a su casa decidido a escribir un nuevo libro en 20 días, algo que logró por el ímpetu y fuerza del vínculo que tenía con la poesía en esa época. El nuevo libro era un conjunto de poemas desesperados y ansiosos debido al cambio de planes y la cercanía del concurso, a esta nueva obra la llamó ‘el itinerario del alado sin cielo’ y con ella ganó el concurso Poeta Joven, algo que David creyó imposible de lograr  a pesar de la enorme expectativa que tenía sobre ese concurso.
Pero inmediatamente ganó el premio se cuestionó “¿cómo yo gano lo que ganan estos grandes poetas?”, es ahí cuando se derrumba el mundo ideal creado por el joven Novoa, se da cuenta que la cotidianidad absorbía al poeta y que la vida no cambió como él había pensado y planeado, no hubo ninguna transformación en él y se decepcionó de la poesía, los poetas y los concursos. No se sintió a la altura del mundo que representaba la poesía al que había ingresado. “todo era más ordinario cuando pasé a formar parte de ellos”. Después de menos de una semana de ganar el concurso inició su segundo libro ‘El libro de la Incertidumbre’, con el que ganó el premio Lundero del Diario La Industria, este es un escrito de negaciones influenciado por las lecturas al autor llamado Jorge Chávez Peralta con su libro Las ideas fundamentales para el tercer milenio. “El poeta joven me serviría como carbón para iniciar ese fuego que me abrasaría y que me destruiría para formar otro tipo de mentalidad en mí, porque lo que murió aquí fue Dios, o sea la mirada antropocéntrica y antropomórfica de la divinidad, porque comienzas  a verlo en los detalles, la distancia, lo impersonal de Dios, lo inexorable del destino y empiezas a comprender un montón de leyes que son Dios mismo, entonces empiezas a desligarlo de un ser, lo empiezas a ver en las plantas, en la tierra, en las leyes, en todo lo que te rodea y con lo que actúas de manera inconsciente e irrespetuosa, eso siempre había sido Dios”. Luego de leer esta obra Novoa entra  en un estado hipocondríaco en él además sufrió una decepción amorosa con una joven que no correspondía su amor, esta etapa duró muchos meses en los que lloraba frecuentemente sin saber por qué, “tuve un desorden emocional fuerte. Incertidumbre una especie de grito negativo, filosófico e intelectivo contra todo lo que había estado concibiendo y que se había deshecho en mis manos, en mi mente, en mi vida y ahora me tenía loco”.

“Si la ignoras toda la vida
te volverás loco
Si la escuchas y la olvidas
te volverás loco”.


Novoa al ver que ganaba muchos premios pero no era conocido por sus libros comienza a escribir ‘Execración del Dios yo’, obra influenciada por las lecturas al español Pesoa, y creada con el fin de atacar a su egolatría formada por los concursos ganados anteriormente y la esperanza de concebir su obra cumbre. Sin embargo la crítica no respondió favorablemente y David se sintió muy contrariado por este resultado, debido a que él sentía que esta puedo haber sido su obra cumbre. Es ahí donde el poeta comienza a cuestionarse a sí mismo, y concluye que él era una persona falsa, “alguien que hablaba de la verdad y demás y que en el fondo lo que quería era engalanar su ego”, luego de esto David tiene otra contrariedad amorosa y sufre por haber dañado a su pareja, a quien consideraba como alguien puro. “Luego de esto  fui a la azotea de mi casa con el libro ‘Execración del Dios yo’, lo quemé y grité al cielo ¡Mátame! ¡Mátame! Intentando matar a mi ego“, es aquí cuando nace El Loco.
Los mejores momentos que pasó David Novoa fueron en la Campiña de Moche, es por ello que luego de la fuerte transformación que sufrió quiso regresar allí. Cuando llegó, el lugar no era lo que él esperaba, ese lugar de la infancia había desaparecido, así que decidió transformar y recuperar nuevamente el espíritu del lugar “Dios habla directamente a través de la naturaleza”. Actualmente la casa de David alberga a un Minizoológico Educativo con más de 100 especies de animales salvajes maltratados, entre ellos encontramos a un cóndor cojo, un zorro rengo, un grupo de maquisapas añorando la amazonía, tortugas de tierra y de agua que conviven con dos caimanes negros. En otro lugar David cría dos boas constrictoras. Además de todo ello hay loros, papagayos, roedores, un auquénido y más. Debido a este compromiso asumido con la vida animal, David es presidente de la Asociación Santuario, Ecología y Cultura, que tiene como objetivo crear conciencia ambiental y de protección a las especies. Todos los días escolares y turistas llegan a su hogar para visitar a los animales, a los que el poeta enseña a cómo cuidar y respetara los animales. Sin embargo por el poco apoyo e ingresos que recibe  su minizoológico, David, debe ingeniárselas y costear todos los gastos que generan los animales.

“Si la oyes y la sigues
le parecerás un loco a todo el mundo”.


Otro aspecto muy importante en la obra de David Novoa es su constante trabajo por la difusión de la cultura. Él  un tanto decepcionado, como un padre con hijos díscolos y perdidos, dice que los jóvenes de ahora no leen y que es mejor acercarles la poesía mediante el espectáculo. Es por ello que nació ‘La voz del loco’, que es un poemario recopilatorio de escritos hechos al azar y a pedido que habla sobre el amor, la muerte, el dolor y Dios. Debido a este espectáculo ha recibido fuertes críticas de muchos representantes de la poesía local, que dicen que el desnaturaliza el arte poético y lo convierte en insustancial payasada. Las críticas son de ambos lados y David piensa que todos los poetas de Trujillo son “mediocres y aburridos”  Como dice Luis Eduardo García “en dosis combinadas adecuadamente lo superficial y profundo, lo frívolo y trascendente, lo limitado y lo vasto producen resultados aceptables; y para reducir las altas dosis de aburrimiento en que incurren los poetas trujillanos, David Novoa ha optado por la performance como un modo sistemático de comunicar su poesía, estrategia que le ha dado un éxito relativo y nada desdeñable, digo relativo porque hay gente, que piensa más bien que se trata de una “payasada”. Es verdad que se trata de un “hecho extraliterario”, como dice Jorge Tume, pero esa es, finalmente, la manera de comunicar de David Novoa, su modus operandi de combinar lo frívolo y lo profundo. Y esto se respeta, aunque no estemos de acuerdo con el bacín amarillo que se pone en la cabeza, la forma en que modula la voz cuando recita o el humor con que cultiva su egolatría.”


“pero solo serás
el que sigue a la voz
de su corazón.”

D. Novoa

No hay comentarios:

Publicar un comentario